En una olla, vertemos la leche entera y añadimos la rama de canela y la piel de limón. Lo dejamos a fuego medio-alto y removemos de vez en cuando para que la leche no se pegue. Dejamos que la leche se caliente hasta que llegue al punto de ebullición.
En un cazo, echamos 100 gramos de azúcar y un poquito de agua. Removemos bien hasta que se disuelve completamente el azúcar. Lo dejamos en el fuego hasta que se forme el caramelo. Cuando esté hecho, lo retiramos del fuego y lo echamos en el fondo de un molde para que cubra toda la superficie.
En un bol, añadimos la maizena y los huevos. Batimos con una varilla manual hasta que quede todo bien mezclado. Cuando la leche haya llegado al punto de ebullición, retiramos la rama de canela y la piel de limón. Echamos la mezcla del bol a la olla y removemos bien para que se mezcle todo bien. Lo dejamos al fuego medio-bajo y removemos de vez en cuando hasta que se forme una masa espesa y compacta.
Una vez que la masa se ha enfriado, la echamos en el molde previamente caramelizado. Alisamos bien la superficie con una cuchara o espátula, dejamos enfriar y lo metemos en la nevera por lo menos unas 2 horas, para que la leche frita adquiera la textura adecuada.
Cuando ya está frío y compacto, cortamos la leche frita en cuadraditos o rectángulos del tamaño que prefiramos.
En una sartén, calentamos aceite de oliva. Pasamos los trozos de leche frita por harina para que no se peguen en la sartén y los freímos por ambas caras. Es importante que el aceite no esté muy caliente porque la leche frita se quema con facilidad. Lo ideal es que esté a una temperatura media, unos 160ºC.
Una vez que los trozos de leche frita están dorados, los sacamos de la sartén y los colocamos en un plato con papel absorbente para que eliminen el exceso de aceite. Espolvoreamos azúcar glass por encima y lo servimos bien caliente.
La leche frita es un postre tradicional de la gastronomía española que se prepara en muchas regiones de nuestro país. Su textura suave y cremosa, y su sabor dulce y delicado, la hacen perfecta para cualquier ocasión.
Es una receta muy fácil de preparar, aunque requiere un poco de paciencia y algo de práctica para conseguir que la masa quede perfecta. Sin embargo, merece la pena el esfuerzo, porque el resultado es espectacular.
Si eres un amante de los postres caseros y quieres preparar algo diferente, no dudes en probar la leche frita. ¡Te aseguro que te encantará!